(VOVWORLD) - Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos están experimentando cambios notables. Las negociaciones celebradas el 18 de febrero en Riad (Arabia Saudita) entre altos funcionarios diplomáticos de ambos países, las primeras desde el estallido del conflicto en Ucrania en febrero de 2022, marcan un punto de inflexión y abren una nueva etapa en sus lazos bilaterales, con el potencial de impactar significativamente en el panorama político y de seguridad internacional.
La reunión tuvo lugar menos de una semana después de la llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin, realizada el 12 de febrero. Este hecho refleja la importancia que ambas naciones otorgan a la reanudación de contactos directos tras un prolongado periodo de confrontación intensa.
Delegaciones de Estados Unidos y Rusia participantes en la negociación en el Palacio Diriyah, Riad, Arabia Saudita, el 18 de febrero. (Foto: Reuters) |
Un nuevo marco de relaciones
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, afirmó que en los intercambios iniciales durante las negociaciones tanto él, como el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, destacaron la importancia del diálogo cuando los intereses nacionales no coinciden, en lugar de permitir que las diferencias deriven en confrontación. Marco Rubio también subrayó que la confianza es la base fundamental para cualquier avance y aseguró haber salido de la reunión en Riad convencido de que ambas partes estaban realmente comprometidas con inaugurar una nueva etapa en sus relaciones bilaterales, perspectiva respaldada por el presidente Vladimir Putin.
“La solución a todos los problemas complejos, incluido el conflicto en Ucrania, pasa por reforzar la confianza entre Estados Unidos y Rusia. Sin ella, cualquier avance resulta imposible. El objetivo de este encuentro es precisamente fortalecer esa confianza. En cuanto a las demás partes implicadas, Rusia nunca ha rechazado el diálogo con Europa ni las negociaciones con Ucrania”, manifestó el jefe del Kremlin.
Ambas delegaciones lograron resultados concretos en su primer encuentro en Riad. En el ámbito diplomático, acordaron designar pronto nuevos embajadores y restablecer las delegaciones diplomáticas a gran escala, tras años de reducciones por represalias mutuas. Asimismo, decidieron formar equipos de negociación dedicados a abordar el conflicto en Ucrania.
Además, las conversaciones abarcaron otros aspectos de los nexos entre Washington y Moscú, desde la cooperación económica, incluyendo la colaboración en proyectos energéticos en el Ártico, hasta cuestiones geopolíticas, como la coordinación de las relaciones de Estados Unidos con los principales socios de Rusia.
Según diversos observadores, esto evidencia un cambio significativo en la política de la nueva administración estadounidense hacia dicha nación euroasiática. La reunión de Riad se centró en definir un nuevo marco para los lazos bilaterales, trascendiendo el conflicto en Ucrania.
En ese sentido Marco Rubio enfatizó que, una vez controladas las diferencias, ambas naciones tienen un gran potencial de cooperación en múltiples ámbitos.
“Existen grandes oportunidades para forjar una asociación con Rusia, tanto en el ámbito geopolítico, en cuestiones de interés mutuo, como en el económico, en sectores que pueden beneficiar al conjunto del mundo y fortalecer a largo plazo las relaciones bilaterales”, enfatizó.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (i), y su homólogo de Rusia, Vladimir Putin. (Foto: Getty Image) |
La inquietud de Europa
La reanudación de las relaciones entre Washington y Moscú, las dos mayores potencias nucleares del planeta, ha sido recibida positivamente por numerosos países, especialmente por las naciones del Sur Global, que han mantenido una posición neutral respecto al conflicto en Ucrania y temen que la confrontación entre Rusia y Occidente pueda intensificarse y amenazar la paz y la seguridad mundiales.
Sin embargo, el acercamiento entre la Casa Blanca y el Kremlin genera inquietud entre los países europeos. Entre el 17 y el 19 de febrero las naciones europeas celebraron dos minicumbres consecutivas en París, Francia, con la participación de Canadá, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fuera de la agrupación regional.
El objetivo fue desarrollar una estrategia para enfrentar la nueva realidad geopolítica, en la que el Viejo Continente podría perder protagonismo en la configuración de la seguridad del continente y su capacidad de influir en la resolución del conflicto en Ucrania.
Según analistas, el principal desafío para Europa radica en su exclusión de las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia y en la incertidumbre sobre la verdadera política de la nueva administración estadounidense.
Durante las reuniones de emergencia en París, el Reino Unido y Francia, las dos potencias militares más fuertes del Viejo Continente, propusieron el envío de fuerzas europeas de mantenimiento de la paz a Ucrania si las partes alcanzan un acuerdo de paz en el futuro cercano. Consideran que esta medida permitiría a Europa conservar su influencia en la seguridad continental.
No obstante, la propuesta ha generado divisiones internas y enfrenta la firme oposición de países como Alemania, Polonia e Italia.
Otro desafío es su postura dura hacia Rusia. Muchos expertos consideran que, a largo plazo, esta política será insostenible si las relaciones entre Washington y Moscú mejoran.
Angela Stent, experta en estudios europeos del Instituto Brookings (Estados Unidos), señaló: “Algunos gobiernos europeos podrían optar por evitar el contacto de alto nivel con Rusia, pero cada vez será más complicado. La cuestión es: si Estados Unidos levanta las sanciones, ¿cuánto tiempo podrá Europa mantener las suyas? Ya han comenzado los debates sobre la posible reanudación de las importaciones de gas ruso si las relaciones mejoran. Aislar a Rusia será cada vez más difícil para Europa”.
Para enfrentar esta nueva realidad, el próximo 24 de febrero el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, viajarán juntos a Estados Unidos para reunirse con el presidente Donald Trump. Su objetivo principal será reforzar el pilar de la seguridad transatlántica ante los actuales cambios en la política de la Casa Blanca.