El conflicto en Ucrania estalló el 24 de febrero de 2022, cuando Rusia lanzó una campaña militar especial en el país, desatando la mayor convulsión geopolítica y de seguridad en Europa en décadas y provocando un profundo impacto en las relaciones internacionales.

Un soldado ucraniano se refugia en una trinchera. (Foto: AFP/VNA)

Un punto de inflexión hacia la paz
Tres años después, el conflicto ha causado graves consecuencias humanas y económicas para todas las partes implicadas, especialmente para Ucrania. A finales del año pasado, grandes organizaciones financieras y económicas estimaron que la cantidad de dinero que Ucrania necesitó para reconstruir el país tras el conflicto ascendía a casi 500 mil millones de dólares, debido a los graves daños sufridos por la economía del país, especialmente en su infraestructura industrial y energética. Mientras, millones de ucranianos también han abandonado el país en busca de refugio.
Para Rusia, la carga del conflicto y las sanciones impuestas por Occidente ejercen una gran presión sobre su economía, tanto a corto como a largo plazo y para Europa y el resto del mundo, el impacto más grave del conflicto en Ucrania es el riesgo constante de un desastre de seguridad global.
Sin embargo, al cumplirse tres años desde su estallido, el conflicto en Ucrania está registrando puntos de inflexión decisivos que podrían acercar a las partes más que nunca a un acuerdo de paz. Esto se debe a la nueva administración en Estados Unidos. Menos de un mes después de regresar al poder, el presidente Donald Trump mantuvo el 12 de febrero su primera llamada telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para iniciar negociaciones con el fin de poner fin al conflicto en Ucrania. El 18 de febrero, dos delegaciones diplomáticas de alto rango de Estados Unidos y Rusia celebraron conversaciones en Riad (Arabia Saudita), y se espera que los líderes de ambos países mantengan un diálogo directo en las próximas semanas. El presidente Trump no solo ha cambiado por completo su actitud hacia Rusia, sino que también ha establecido la solución al conflicto en Ucrania como una máxima prioridad, afirmando que presionará a ambas naciones para que dialoguen

“Creo que los presidentes Putin y Zelensky tendrán que sentarse a dialogar juntos. Porque lo que queremos es evitar la muerte de millones de personas. Por eso, pido un alto el fuego, quiero un acuerdo, y estoy convencido de que tenemos la oportunidad de lograrlo”.

La administración estadounidense está negociando con Rusia para reformular la relación bilateral, mientras presiona a Ucrania para aceptar concesiones económicas y de seguridad. Al mismo tiempo, exige que Europa asuma la principal responsabilidad en materia de seguridad, aumentando el gasto en defensa y preparando un escenario seguro para Ucrania tras el conflicto.

Según los observadores, Estados Unidos tiene el ambicioso objetivo de resolver el conflicto en Ucrania antes de Pascua, a finales de abril.

Un problema difícil para Europa

Aunque todos esperan que la paz regrese a Ucrania, la pregunta clave es: ¿Cómo se logrará esa paz? La exclusión de Ucrania y Europa de las negociaciones iniciales por parte de Estados Unidos y Rusia, junto con la presión de Washington sobre Kiev por un acuerdo mineral de 500 mil millones de dólares, está generando inseguridad en Europa y planteando un desafío a la solidaridad y capacidad de los países europeos en la cuestión ucraniana.

La semana pasada, los países europeos celebraron dos cumbres consecutivas en París, Francia, con la participación del Reino Unido, que dejó la Unión Europea en 2016, y Canadá, miembro de la OTAN, para discutir cómo responder a la crisis en Ucrania. Sin embargo, ninguna de estas reuniones produjo resultados significativos, y los países europeos permanecieron divididos sobre si apoyar o no el nuevo enfoque de la administración estadounidense respecto al conflicto ucraniano.
El principal desafío para Europa llega esta semana, cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, viajan a Estados Unidos para convencer al presidente estadounidense, Donald Trump, de que respalde una estrategia de seguridad europea. Su objetivo es lograr que Estados Unidos ofrezca garantías de seguridad para el despliegue de tropas de paz europeas en Ucrania, en caso de un acuerdo de alto el fuego.

Sin embargo, según el experto Philip Golub, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Americana de París, las posibilidades de que Europa convenza a Donald Trump son bajas.

“La administración del presidente Donald Trump considera que Europa ha sido siempre un actor secundario en la política mundial, y su enfoque se centra principalmente en la relación entre las superpotencias, es decir, entre Estados Unidos, China y Rusia. Así es como Trump y la actual administración estadounidense perciben el mundo. Por lo tanto, aunque puedan escuchar a Macron, no harán concesiones significativas a las demandas europeas. No creo que este viaje produzca grandes cambios en Washington”, señaló el experto.

Coincidiendo con esta opinión, la experta Armida Van Rij, directora del Programa Europeo en Chatham House (Reino Unido), afirmó que los acontecimientos recientes confirman la tendencia irreversible de Estados Unidos a retirar gradualmente sus compromisos de seguridad con Europa. Además, destacó que el proceso de resolución del conflicto en Ucrania será la mayor prueba para Europa, en cuanto a si el bloque comunitario podrá asumir la responsabilidad de proteger la seguridad y los intereses del continente, o si aceptará ser relegado en los acontecimientos actuales.