La portavoz presidencial, Karoline Leavitt, explicó que la decisión responde al incumplimiento por parte de Beijing del ultimátum fijado por Trump para retirar sus medidas de represalia.
El Consejo de Estado chino informó el pasado 4 de abril que impondría un arancel del 34 % a todos los bienes importados desde Estados Unidos. Como respuesta, el inquilino de la Casa Blanca declaró el 7 de abril que incrementaría los aranceles un 50 % si China no retiraba sus contramedidas antes del día 8.
En paralelo, grandes corporaciones del gigante asiático han activado mecanismos de apoyo al mercado financiero, inyectando liquidez para mantener la estabilidad. El Banco Popular de China reafirmó su respaldo a los esfuerzos del fondo estatal Central Huijin para estabilizar la bolsa. Por su parte, la Administración de Regulación Financiera elevó en cinco puntos porcentuales el límite de asignación de capital propio en determinados segmentos, con el objetivo de fortalecer la economía real.
Asimismo, empresas públicas como China Chengtong y China Reform Holdings anunciaron nuevas compras de acciones, con el fin de enviar señales positivas y reforzar la confianza de los inversores. Compañías cotizadas como CATL, Haier Smart Home o Wanhua Chemical también comunicaron planes de recompra de títulos, mostrando firme confianza en su crecimiento futuro.
En otro frente, la Unión Europea contempla imponer aranceles de hasta un 25 % a productos estadounidenses en represalia por los gravámenes al acero y aluminio. La lista incluye soja, carne de ave, arroz, maíz dulce, frutas, frutos secos, madera, motocicletas, plásticos, textiles, pinturas, equipos eléctricos y productos cosméticos.
Los Estados miembros votarán hoy para decidir sobre la medida de respuesta que, si se aprueba, la mayoría de estos aranceles entrarán en vigor a mediados de mayo, aunque algunos, como los aplicados a las almendras, lo harán en diciembre.