(VOVworld) – El cuévano, un cesto muy utilizado por la etnia K’ho y otros grupos originarios de la región de Tay Nguyen (Meseta Occidental de Vietnam) para el traslado de hierba, leña, enseres e incluso niños pequeños, es un utensilio indispensable en la vida cotidiana y el trabajo de estos pueblos desde tiempos remotos. Por eso, la cestería también forma parte de sus actividades artesanales y aporta a la rica identidad cultural de esta comunidad.
Los K’ho vivían principalmente del cultivo de arroz de agua y la limpia de tierras forestales para la agricultura. En el proceso de producción agrícola, crearon numerosos instrumentos al servicio de las faenas en el campo, entre ellos el cuévano. Ese último está muy vinculado con la vida de estos aborígenes, y es además un accesorio que acentúa el encanto de sus mujeres en los bailes tradicionales.
Los cuévanos son muy vinculados con la vida de los K'ho
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Parece muy sencillo el referido objeto pero su creación requiere de tiempo y técnicas precisas de preparación y elaboración. Primero, los hombres más fuertes de la etnia van al bosque a cortar bambú en los meses de junio o julio, el inicio de la temporada de lluvia. Según las experiencias ancestrales, las cañas cortadas en esa época no son muy blandas ni muy duras. Las plantas de pocos entrenudos, tronco recto y tallos largos y curvados son consideradas las más apropiadas para el tejido de cuévano. El procesamiento del bambú puede comenzar luego de una semana de secado bajo el sol.
La selección del cuchillo también es muy importante. Debe ser uno puntiagudo y muy afilado. El paso decisivo para lograr un buen tejido es dividir el bambú en láminas y tiras lisas, con las cuales se realizan el tejido del cuerpo y los cordones del cesto, así como la elaboración del soporte inferior.
La elaboración de los cestos requiere mucha técnica y paciencia
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Sin embargo, el trabajo más difícil, que necesita más tiempo, paciencia y técnica, es la ornamentación del cuévano, ya que cada uno de los motivos contiene toda una cultura. Un originario llamado K’Bren explicó lo siguiente: “Normalmente la elaboración de un cuévano termina luego de una semana de trabajo, pero con motivos de ornamentación, el tejido nos toma un mes. Los mayores transmiten las técnicas a la actual generación y en realidad muchos jóvenes muestran su interés en la cestería. Hemos fundado grupos de tejido según la demanda y abogamos por el apoyo del Estado en cuanto a capitales para poder recuperar este oficio tradicional”.
Existen varios tipos de cuévanos, con diferentes nombres y usos. El “Sah son” es un cesto grande que sirve para medir. Cada uno de estos es capaz de contener 50 kilogramos de arroz. Mientras, los “So da”, de variados tamaños, son empleados para trasladar agua, leña, arroz o enseres personales. Por su parte, el “so bonor” es para llevarse al mercado o a las fiestas, ya que es pequeño y tejido con minuciosidad y preciosos detalles como un accesorio más de las bellas muchachas de estas tierras altas centrales.
Dos cuevanos con dos estilos y motivos de ornamentación distintos
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Evidentemente, además de ser un instrumento para llevar las cosas, desde los gongs y batintines, hasta el arroz, los cuévanos son objetos artesanales elaborados con precisión que demuestran la destreza y el gusto estético de sus creadores. Al respecto, Nguyen Truong, investigador de la cultura de las minorías étnicas de Vietnam, dijo: “Los cuévanos llevan en sí los rasgos culturales más típicos de los K’ho exaltados en sus actividades artísticas y comunitarias, especialmente en las fiestas de gongs y batintines. Son tejidos por manos hábiles y transmiten un profundo humanismo”.
Con el paso del tiempo y los nuevos hábitos de consumo en la vida moderna, los cestos tejidos de bambú ya no son utilizados mucho, pero la etnia K’ho presta mucha atención a la preservación de este oficio tradicional y gracias a su empeño, la cestería se está recuperando. Inclusive, se han establecido aldeas artesanales en algunos puntos turísticos en el distrito de Di Linh, de la provincia altiplana de Lam Dong, para presentar a los visitantes nacionales e internacionales uno de los hermosos rasgos culturales de su pueblo.