(VOVWORLD) - Tras el reciente acuerdo de alto el fuego de 30 días centrado en la infraestructura energética, Estados Unidos, Rusia y Ucrania anunciaron el 25 de marzo un principio de acuerdo para cesar las hostilidades militares en el mar Negro. Sin embargo, las actuales incertidumbres generan escepticismo sobre su pronta implementación en el terreno.
Un soldado ruso en misión en la zona de combate. (Foto: TASS) |
Según la delegación estadounidense, tras tres días de negociaciones separadas con Rusia y Ucrania en Riad, Arabia Saudita, ambas partes acordaron garantizar la seguridad marítima, evitar el uso de la fuerza y prohibir la utilización de buques comerciales con fines militares en el mar Negro.
Un paso adelante
El pacto para frenar las hostilidades en el mar Negro representa un avance en los esfuerzos por resolver el conflicto entre Rusia y Ucrania, impulsados por el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump. Junto con el alto el fuego de 30 días en la infraestructura energética, este acuerdo se acerca a un supuesto cese total de las hostilidades en tierra, aire y mar.
Además, podría facilitar la reactivación de la Iniciativa de Granos del Mar Negro, implementada en julio de 2022, pocos meses después del inicio de la operacion militar especial de Rusia en Ucrania, pero suspendida un año después debido a desacuerdos. El restablecimiento de la iniciativa permitiría desbloquear una ruta clave para la exportación de productos agrícolas y fertilizantes de Rusia y Ucrania, con repercusiones económicas y humanitarias positivas a nivel global.
El portavoz del Secretario General de la ONU, Stephan Dujarric, declaró: “El acuerdo sobre la libertad de navegación en el mar Negro, que protege los buques de carga civiles y la infraestructura portuaria, es un aporte crucial a la seguridad alimentaria y a la estabilidad de las cadenas de suministro globales. Además, eso evidencia la importancia de las rutas comerciales de Rusia y Ucrania para los mercados internacionales”.
Sin embargo, el reto ahora es garantizar la implementación efectiva del acuerdo. Según el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, el factor clave es el levantamiento de las sanciones impuestas a Moscú, especialmente en el sector agrícola, así como garantías de Washington sobre el cumplimiento de los compromisos por parte de Kiev.
Mientras tanto, Ucrania y sus aliados europeos exigen que Rusia acepte el acuerdo sin condiciones previas como muestra de buena voluntad. El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, reconoció que este es un obstáculo significativo y que será necesario un mayor trabajo técnico con la parte rusa antes de presentar propuestas definitivas al presidente Donald Trump. No obstante, Rubio destacó que, en este momento, lo más relevante es que todas las partes involucradas en el conflicto están negociando con seriedad.
“Lo más positivo es que hemos conseguido que tanto Rusia como Ucrania participen en negociaciones sobre un alto el fuego, ya sea en torno a la infraestructura energética o, potencialmente, en el mar Negro. Sin embargo, este sigue siendo un proceso complejo y desafiante”, dijo.
La postura rígida de Europa
Según observadores, uno de los principales obstáculos para la implementación de los acuerdos de alto el fuego, tanto el de 30 días sobre la infraestructura energética como el del mar Negro, es la creciente divergencia entre Estados Unidos y sus aliados europeos, a pesar del consenso alcanzado en principio.
Mientras Washington ha adoptado un enfoque más dialogante con Moscú, Europa ha endurecido su postura en las últimas semanas. En los últimos diez días, la Unión Europea (UE), junto con el Reino Unido y otros socios como Australia y Canadá, ha celebrado tres reuniones de alto nivel centradas en reforzar la asistencia militar a Ucrania y en diseñar un marco para una “coalición voluntaria” destinada a desplegar fuerzas de paz en territorio ucraniano si se alcanza un alto el fuego integral y duradero.
Tras la Cumbre de Apoyo a Ucrania, celebrada el 27 de marzo en París, los países europeos descartaron levantar las sanciones económicas contra Rusia en el corto plazo e incluso anunciaron nuevas medidas punitivas para aumentar la presión. El canciller alemán, Olaf Scholz, declaró: “Levantar las sanciones contra Rusia en este momento sería un grave error. Deben mantenerse e incluso endurecerse, y tanto Europa como Estados Unidos deben adoptar una postura firme para seguir apoyando a Ucrania. Suspender las sanciones sin haber alcanzado la paz es una decisión injustificable y, lamentablemente, aún estamos lejos de lograr la paz”.
La postura firme de Europa supone un obstáculo considerable para las negociaciones técnicas entre Estados Unidos y Rusia sobre la implementación del acuerdo del mar Negro. Según el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, Washington no puede hacer nada con las sanciones contra Rusia impuestas por otras partes.
Por su parte, Moscú exige que Washington facilite el restablecimiento del acceso de sus exportaciones agrícolas y de fertilizantes al mercado global, así como la reconexión del Banco Agrícola Ruso (Rosselkhozbank) al sistema de pagos internacionales SWIFT. Hasta el momento, ninguna de las partes ha mostrado voluntad de hacer concesiones, lo que pone en duda la pronta implementación de los acuerdos de alto el fuego recientemente alcanzados.